sábado, 26 de mayo de 2012

cronica...HASTA LA MUERTE (I): “EL CLUB TOLUCA Y SU PERRA BRAVA

HASTA LA MUERTE (I): “EL CLUB TOLUCA Y SU PERRA BRAVA”
Por Vanessa García.

En Toluca, capital del Estado de México, a 2,667 metros sobre el nivel del mar, los sentidos no
mienten: el olor a azufre se intensifica y el único color a la redonda es el rojo. Estamos entrando
en territorio del Diablo, donde una Perra Brava lo protege celosa y apasionadamente. Ese es el
nombre de la barra más reconocida del Club Deportivo Toluca.
Los orígenes exactos de La Perra Brava son inciertos; no hay un día marcado en ningún
calendario que señale el nacimiento de una de las barras más populares del fútbol mexicano. Lo
que es cierto es que “La Perra”, como muchos la conocen, comenzó su desarrollo en las primeras
fechas del torneo Verano del 98 y demostró su importancia en la final del torneo.
Un poco de historia
RAZÓN Y PALABRA

La afición mexiquense estaba dolida por la racha improductiva del equipo. Desde su ascenso a la
primera división, el 18 de enero de 1953, el cuadro escarlata sólo había ganado tres títulos. El
primero fue en la temporada 1966-1967, cuando el sistema de competencia en nuestro fútbol era
diferente, ya que existían los torneos largos. La pelea por el campeonato la disputaban América y
Toluca, quienes estaban empatados en puntos en la tabla general. La última jornada del torneo fue
decisiva, pues mientras que América empató en el Azteca frente a Nuevo León, Toluca venció a
Necaxa con dos goles anotados por el ahora comentarista deportivo Juan Dosal. De esta manera
los Diablos superaron en puntos a las Águilas. Un año después, los rojos, dirigidos por segunda
campaña consecutiva por Ignacio Trellez, se coronaron como bicampeones del fútbol mexicano.
El tercer campeonato para los Diablos llegó hasta la temporada de 1974-1975, después de ser el
equipo con más puntos en la fase de clasificados. Las figuras de ese equipo fueron el ecuatoriano
Italo Estupiñán y los uruguayos Walter Gassire y Héctor Hugo Eugui, hoy auxiliar y director
técnico de Indios de Ciudad Juárez, respectivamente.
En la década de los ochenta y a principios de los noventa, Toluca no volvió a saborear las mieles
de ningún campeonato, de ahí que el ímpetu de su afición se viera mermado. En el Verano del 98
un seguidor escarlata decidió formar un grupo para animar al Toluca de sus amores. El nombre de
este aficionado se desconoce, pero su sobrenombre explica el porqué de La Perra Brava. El
personaje en cuestión es “El Perro”: un jefe de taxistas que reunió a sus trabajadores de
confianza, también seguidores del Toluca, en la cabecera poniente de la “Bombonera” de
aquellos tiempos. El fin de esa reunión era apoyar al equipo choricero con cantos acompañados
de tambores, matracas y demás artefactos sonoros. Uno de esos primeros cantos fue una versión
modificada del mambo número ocho de Dámaso Pérez Prado, al grito de: “¡uno, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete, ocho, Toluca!”, la naciente Perra Brava alentaba a los Diablos Rojos del Toluca.
Fue como si el destino ya tuviera planeado un romance entre el “Diablo” y “La Perra”, pues en
ese Verano del 98 el equipo, en ese entonces dirigido por Enrique Meza, no sólo se proclamó
campeón sino que marcó el inicio de una historia fructífera en el fútbol de México. La final del
torneo se disputó en el que ahora conocemos como Estadio Nemesio Díez. Toluca recibió a un
Necaxa dirigido por Raúl Arias. Los hidrocálidos contaban con un plantel de jugadores
destacados como Sergio Almaguer, Álex Aguinaga, Joaquín del Olmo y, el ahora director técnico
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
“Deporte, Cultura y Comunicación”, Número 69
del Toluca, José Manuel de la Torre, sin embargo, el equipo rojo no le pedía nada a nadie. En sus
filas sobresalían hombres que, hasta el día de hoy, son ídolos de la afición roja como Fabián
Estay, José Manuel Abundis y el legendario goleador del equipo: José Saturnino Cardozo. El
encuentro comenzó con dos goles tempraneros de Necaxa, a los minutos uno y dos del encuentro,
y parecía que todo estaba acabado. Pero La Perra no dejaría que sus diablos cayeran y al grito de
“¡Sí se puede!” alentó al equipo, todo el estadio se contagió del ánimo de La Perra y las voces
coreaban “¡Sí se puede, sí se puede!”. Sí se puede remontar, sí se puede golear, sí se puede ser
campeones… y sí se pudo. Al minuto tres Antonio Taboada descontó por parte de los escarlatas,
le siguieron dos goles de Abundis en los minutos 35 y 52. El marcador global marcaba empate a
cuatro goles. Minutos después llegarían dos goles de Cardozo, uno de los hombres más queridos
en Toluca. El primero al minuto 59 y el segundo al 89, de esa manera se selló el pacto con el
campeonato, un verdadero pacto con el diablo...
leer completo :
LINK.. http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1995/199520330033.pdf

1 comentario:

  1. en estas cronicas muestran como un simbolo deportivo como lo es el futbol, atravez de el crea culturas urbanas que se disputan la territorialidad de sus espacios con simbolos como lo son los graffitis y trapos de sus respectivos equipos

    ResponderEliminar